sábado, 12 de diciembre de 2015

Rito del Útero y su relación con la Virgen de Guadalupe/Coatlicue/Tonantzin por Ale Juárez

CANTO A TONANTZIN (ver video)
Ale Juárez
Guardiana del Ùtero
Maestra de R.A en Argentina
Hoy celebramos a la Virgen de Guadalupe..., la Madre, bajo esta advocación, ha estado presente en los Ritos del Útero,..también ha venido a mí en sueños y meditaciones...entonces, comencé a preguntar a mis Guías y recopilar información. No hace falta decir mucho más cuando en ese proceso, mientras me hacía preguntas, en una Ceremonia, una amiga-hermana, Laura, nos regaló amorosamente una imagen a cada una de las mujeres presentes contando que le dicen "La Virgen de la Vagina"....y claro, como no existen casualidades...en enero de este año, recibí la gracia de haber estado en la Basílica de Guadalupe, en el Cerro del Tepeyac,
Ese día, llegamos con Damián, mi compañero de vida al lugar y el cielo, que hasta ese entonces estaba cubierto de nubes, comenzó a abrirse y el sol, a destellar sus rayos, entre las nubes, todos asombrados, pudimos contemplar la maravilla.... pude comprender entonces, que se trató de una Iniciación....pude comprender entonces, la íntima relación que guarda la Virgen de Guadalupe, Tonantzin, Cuatlicue, con la sanaciones femeninas que se vienen produciendo a través del Rito del Útero en el linaje femenino de quienes se entregan a esta energía. En las últimas Ceremonias celebradas, estuvimos compartiendo alguna información acerca de Ella.....particularmente creo que sea como sea, está entre los "mensajes escondidos" que necesitamos recordar para llegar a la Fuente....Honrar el Divino Femenino, la Diosa creadora de Vida....conectar con nuestra esencia femenina de la Divinidad. Gracias Madre!!
Ale Juarez - Basílica de Nstra Sra. de Guadalupe
La conexión con la Coatlicue (Tonantzin)  el símbolo de la fertilidad, la vida y el nacimiento (y la muerte), es más que evidente al fijarnos en la similitud de la Virgen de Guadalupe con una vagina femenina, el umbral que atravesamos para llegar a este mundo. No hay ninguna virgen que se asemeje tanto a los genitales femeninos como la Virgen de Guadalupe.
En el Cerro del Tepeyac, donde se alza la Basílica de Guadalupe y es lugar de adoración de la “Patrona de México”, los indígenas mesoamericanos tenían un centro de devoción dedicado a la diosa Tonantzin, que quiere decir “nuestra madrecita”, ¿les suena familiar?. Tonantzin para los mexicas, era la madre de todo lo que existe, de los hombres y, lo más importante, parte de la pareja divina que creó al mundo y a todos los seres vivos. Las deidades femeninas tenían una fuerte presencia y un santuario particular donde se les veneraba.
Acorde con datos religiosos proporcionados por un sacerdote local, se dice que el indio Juan Diego narra que la Virgen de Guadalupe se le había aparecido en tres ocasiones (del 9 al 12 de diciembre de 1531), se refirió a ella en náhuatl como Tonantzin y al lugar de las visiones como Tonantzintla, que se traduce En el Cerro del Tepeyac, donde se alza la Basílica de Guadalupe y es lugar de adoración de la “Patrona de México”, los indígenas mesoamericanos tenían un centro de devoción dedicado a la diosa Tonantzin, que quiere decir “nuestra madrecita”, ¿les suena familiar?. Tonantzin para los mexicas, era la madre de todo lo que existe, de los hombres y, lo más importante, parte de la pareja divina que creó al mundo y a todos los seres vivos. Las deidades femeninas tenían una fuerte presencia y un santuario particular donde se les veneraba  como el “lugar de nuestra madrecita”.
Así, con el paso de los años, “la Lupita”, como se le dice de cariño, se convirtió en objeto de devoción oficial y popular en la Nueva España, que se sustentó en la historia de las apariciones al indio Juan Diego, representando la dignificación e incorporación de esa raza, excluida por los recién llegados a la Nueva España. De esta forma, criollos, mestizos e indios se unieron en la devoción común y la virgen ayudó a limar diferencias de castas, unidas por el fervor religioso y nacional, al menos aparentemente. La necesidad de poseer lo propio llevó a que la imagen del Tepeyac fuera la del escudo nacional y su condición de patrona de México. Guadalupe o Tonantzin ha sido para México quizás el más fuerte polo de atracción y fuente de inspiración e identidad que se vislumbra en el significado que ha tenido, en catástrofes como hambrunas, pestes, inundaciones durante el periodo de conquista, y el papel predominante que jugó a lo largo del movimiento independentista y el revolucionario, pues además de ser estandarte para el cura Hidalgo en su marcha hacia la liberación del pueblo, Agustín de Iturbide en su condición de emperador del Anáhuac, acudió en 1821 al Tepeyac y rodeado por los principales jefes del Ejército Trigarante, la declaró Patrona de la Nación. En 1859 el gobierno liberal reconoció su significado e importancia social y el propio Benito Juárez firmó el decreto que autorizaba la celebración del 12 de diciembre.
Diosa madre de la Tierra, diosa de la muerte, había una representación de esta deidad, es Tonantzin y Teteoinan. Tonāntzin que traduce 'nuestra (to-) madre (nān-) venerada (-tzin) “nuestra venerada madre” y madre de los dioses.
Tonantzin también es Coatlicue (su nombre traduce: “La de la falda de serpientes”), Chalchiuhtlicue (falda jades) y también es Tlazolteotl (la que debora nuestras inmundicias). Es la gran regeneradora de la naturaleza que todo lo transforma.
Coatlicue fue representada como una mujer con su falda de serpientes que significa sus múltiples poderes de crear en toda la naturaleza, en sus pies las garras afiladas que simboliza que tiene el poder sobre la tierra, las garras para arar la tierra para sembrar los alimentos para sus hijos (la humanidad entera)
Afirmaban los sabios sacerdotes aztecas que su esposo era Mixcóatl “la serpiente de las nubes” y entre sus hijos predilectos están Quetzalcóatl y Huitzilopochtli.




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